Fuiste alguna vez a saltar en camas saltarinas?
Cuando era chica me encantaba, ojo nunca fui de esas que dan vueltas en el aire o de las que se mandan a hacer piruetas pero me gustaba y divertía saltar.
Eso quedó en 'el ayer", ahora de grande acompaño a mis hijos para ese tipo de actividades.
Pero resulta que al coordinar las propuestas para jóvenes surgió la posibilidad de llevarlos a saltar, volver a conectarlos con ese niño interior que llevan dentro.Yo segura de que no iba a ingresar me quedé a cargo de las camperas y carteras, de 25 jóvenes de 18 a 27 años, que junto a mis hijos y mi marido coparon las camas saltarinas del barrio de devoto.
Pero pasó lo imaginable, mis hijos querían que yo también fuera, así que guarde las carteras en los lockers y me emprendí a la aventura.
Recuerden que no salto desde chica y no soy fan de los deportes, pero con todos mis juicios y alguna que otra creencia limitante encima me animé.
Apenas empecé a saltar ya tenía náuseas, me tiré de un trampolín y me dolían los brazos y me tiraron a la pileta de cubos de goma espuma unas 5 veces!!! Lejos de ser una odisea fue muy divertido.
Fue liberador, el ver que si podía, el animarme a contradecir mis propias creencias y eso me llevo a compartir nuevos espacios junto a mi familia y a verme también con otros ojos.
Que tus miedos no te definan depende de vos, que tus creencias no te limiten es tu elección.
Vos también podés desafiarte a más y no ir por la vida cargando las etiquetas que te pusiste o te dejaste poner.
Cada momento una elección y esa te corresponde a vos.
¿Qué te gustaría incorporar? Que creencia reevaluar? Que miedo gestionar o incluso tomarlo de la mano y seguir adelante juntos.
Hacelo, hacelo con miedo pero hacelo